Ajuntament de Vila-real

viernes, 1 de julio de 2016

La plaza que resultará del derribo del pabellón Campió Llorens, cuyas obras comenzaron hace dos semanas, recordará el contorno del actual edificio con una franja de cerámica y reordenará el espacio de aparcamiento y de las terrazas de los locales hosteleros para conseguir un entorno más funcional y seguro. Así lo ha anunciado el concejal de Territorio, Emilio M. Obiol, quien ha desgranado todos los detalles del proyecto definitivo que llevará a cabo el Villarreal CF en la zona con el objetivo de que en agosto pueda estar finalizada la primera fase. 

Los primeros trabajos consisten en derribar el pabellón. Un edificio "disfuncional y obsoleto que ha dado un gran servicio a la ciudad durante años, pero que causaba un gran impacto en el entorno del campo de fútbol poco estético y útil", explica Obiol. El responsable de Territorio reitera que el proyecto, que se ejecuta en coordinación con los servicios técnicos del Villarreal CF, respeta los principios de austeridad -con un presupuesto de 150.000 euros- y el "urbanismo para las personas" que defiende el consistorio, ya que "es sutil, de detalle y logra un resultado muy positivo con poco". 

Con este objetivo, el proyecto contempla crear una plaza diáfana junto al estadio del Madrigal que contará con pavimento antideslizante de tonos grises diseñado exclusivamente para el espacio con características específicas de flexibilidad y durabilidad. Además, se marcará con un azulejo de una tonalidad distinta la superficie que ocupaba el pabellón, consiguiendo "una nueva plaza muy digna, única en la ciudad, apta para usos múltiples y con un excelente campo visual", señala Obiol.
Otro de los espacios resultantes del proyecto es el de aparcamiento. La remodelación permitirá obtener una zona más organizada y segura, sin líneas divisorias de hormigón -se marcarán con pintura en el asfalto-, de manera que se mantienen las 103 plazas disponibles, que en días de fútbol se destinarán a la logística televisiva y a los cuerpos y fuerzas de seguridad. 

Por otro lado, la acera de la calle Blasco Ibáñez que discurre junto al estadio se ampliará y unificará, creando un paseo desde este vial hasta la plaza del Llaurador con dos filas de plataneros, que son "los árboles que había antiguamente en la calle Ermita y que recordarán al Passeig de l'Estació una vez crezcan, proporcionando sombra y un espacio donde sentarse, con la instalación de bancos". El paseo ocupará el espacio de las actuales terrazas, que se reubicarán en tarimas en el espacio de aparcamiento de la acera de enfrente, delante de los locales. "Otros negocios de la zona que no tenían terraza tendrán ahora la opción de instalar una en este nuevo espacio", indica Obiol, quien agradece a los empresarios su comprensión y predisposición hacia este cambio "imprescindible". 

Otro de los detalles que caracterizarán al espacio abierto más grande de la ciudad será la instalación de una escultura que "dote de identidad y personalidad a la plaza", así como el cambio de ubicación de la pantalla actual. "Se trata de una obra muy oportuna y necesaria, puesto que supondrá una transformación urbana muy importante, recuperando el uso público y universal del espacio que dejará asombrados a los vecinos", detalla Obiol.

Los trabajos de demolición avanzan a buen ritmo y, tras la eliminación de un punto de electricidad en el techo, está previsto que la Generalitat conceda en los próximos días el permiso para eliminar el amianto de las uralitas. Una vez finalizado el proyecto, está prevista una segunda fase que supondrá la instalación de una piel de cerámica en la fachada del Madrigal, la creación de un escenario en la plaza y la reserva de una pieza de los bajos del estadio para su uso como almacén, zona de baños y vestuarios.